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Nelson Merren

sábado, 11 de septiembre de 2010

Calendario Negro (Nelson Merren) por Gustavo Campos



Por Gustavo Campos
Con la aparición de La voz convocada (1961), nombre que toma la antología de un grupo poético, Nelson Merren (La Ceiba, 10 de diciembre de 1931-New York, 24 de mayo de 2007) da a conocer algunos de los poemas que después incluiría en Calendario negro (1968).

En Antología de la Poesía Latinoamericana 1950- 1970 (1974), elaborada por Ştefan Baciu (Rumania, 1918-1993), conocido por sus estudios y antologías sobre la literatura surrealista latinoamericana, quien tuvo por profesor a Emil Cioran y que además sostuvo amistad con Octavio Paz, aparece Nelson Merren, de quien dice: “su voz se caracteriza por una inquietud humana y por su tono social auténtico, al cual el poeta nunca trata de darle un tono militante. Es posiblemente por esta razón que sus poemas son más representativos para su generación que aquéllos de los poetas sociales.”
Retomo el juicio de Baciu sobre lo representativo de sus poemas, y agrego que no sólo para su generación sino también para las actuales, quizás debido a que “es uno de los primeros poetas hondureños en los que se incorpora el pastiche. La práctica de la intertextualidad con intención sarcásticamente demoledora.” (La palabra iluminada, Helen Umaña).
Rememoro la antología Nueve novísimos poetas españoles (1970), en donde aparecen Leopoldo María Panero, Gimferrer, Ana María Moix, para mencionar algunos nombres, y que mostraba la existencia de un nuevo tipo de poesía cuya tentativa era, según Castellet, la de oponerse –o ignorar- a la poesía anterior. Había en ellos absoluta libertad formal, escritura automática, influencia de los medios de comunicación de masas y del cine (este aspecto me recuerda algunos poemas de El Jonás (1980), de Cardona Bulnes, como ser los que se refieren a Clark Kent, entre otros), para situar un poco la visión de las nuevas tendencias poéticas cosmopolitas y culturalistas que regeneraría el ambiente literario. En este sentido, pienso en la poesía de Merren y en su segundo poemario Color de exilio (1970), en donde se percibe que su visión coincide con la renovación poética de otros países. “Borrador para epitafio”, “Diálogo en el Bronx”, “La filiación” y los Dibujos de Mario Losansky sobre los campos de concentración nazis, en Color de Exilio, y “Mundo de cubos”, “Sabor a sombra”, entre otros, en Calendario negro.
Creo que el hecho de que Merren viviera en Estados Unidos lo acercó a la poesía beat. Él mismo cuenta en cartas su asistencia a lecturas de poesía en ese país. También Parra habrá influido en su obra.

Siempre que he leído a Nelson Merren su autenticidad me ha impresionado. Jamás se impostó, escribió lo que a él le parecía que debía escribir. A pesar de algún tono social encontrado en sus libros, como apunta Baciu, sus poemas no son escritos “para” sino “por” un alma atribulada con una gran destreza y fuerza poética. No intentaba lo que otros hacían en ese tiempo, no se encuentra esa impostura ética de auto nombrarse el gran poeta de los desposeídos y pobres. Al igual que José Luis Quesada han trazado nuevos caminos que seguir. Los jóvenes escritores sintonizan con ellos.

Una vez le pregunté a un poeta nacional, contemporáneo de Merren, qué opinaba de él, me dijo que ahora que lo relee entiende por qué las nuevas generaciones centraban sus ojos más en este escritor, por un largo tiempo olvidado, que en los poetas militantes de turno. Él también sintonizó con su escritura.
Cuando a Alejandra Pizarnik le preguntaron qué opinaba de la poesía política, ella respondió: “Es una mala política escribir poemas políticos”.

CRITICA : COMO LO DICE GUSTAVO CAMPOS LA POESIA SE MERREN ERA MERAMENTE SOCIAL UN POCO INCLINADA A LA POESIA POLITICA LO CUAL PARA ALGUNOS CRITICOS NO LO VEIAN CON MUY BUENOS OJOS COMO ALEJANDRA PIZARNIK

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